martes, octubre 20, 2009

Las Cárceles de José

Posted on 10:44 p. m. by Apostol Duilio Vetere Casco



Génesis 39:20-23: Y tomó su amo a José, y lo puso en la cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel. Pero Jehová estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel. Y el jefe de la cárcel entregó en mano de José el cuidado de todos los presos que había en aquella prisión; todo lo que se hacía allí, él lo hacía. No necesitaba atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba.


La vida de José no deja de inspirarnos ni un solo instante. Nosotros que leemos el relato bíblico nos conmovemos e identificamos con él en muchas oportunidades. No pocas veces nos habremos preguntado qué pensó José, cuando todos sus sueños hablaban de éxito, de honor, de honra, de bendición pero ahora se encontraba arrojado dentro de una cisterna por sus propios hermanos (Génesis 37:24). ¿Dónde quedarían sus sueños? ¿Se habría equivocado Dios? ¿Hubo un error de interpretación de mis sueños? ¿Cuántas preguntas se habrá hecho José avergonzado dentro de la cisterna?


La palabra hebrea que se utiliza para cisterna es בּוֹר bor; y se puede traducir de diferentes formas: hoyo (espec. uno que se usa como cisterna o prisión); pero también abismo, cantera, cárcel, fosa, fuente, hoyo, mazmorra, pozo, sepulcro, sepultura.


Podemos notar con una claridad meridiana que la intención del enemigo de nuestras almas es encerrarnos en un sepulcro y esperar que se mueran nuestros sueños. Arrojarnos a un abismo y dejarnos aprisionados en el olvido. Pero al analizar la vida de José comprendemos que Dios permitió esta situación tan traumática en José, porque a los que aman a Dios todas las cosas (aun las que parecen negativas) cooperan para bien...


En medio de este conflicto José escucha ruidos, detecta que son pasos de hombres, y piensa en su corazón: "Son mis hermanos, esto era una broma de mal gusto, me vienen a liberar" En esto mira que una soga cae muy cerca de él, a esta soga los hebreos la llamaban cuerdas de misericordia. José se alegra todavía más y se aferra a la soga mientras es levantado de la cisterna. De pronto algo sucede, las voces que escucha no son las de sus hermanos... al salir de la cisterna se encuentra con madianitas que lo sujetan y atado lo llevan a Egipto.

José para estas alturas ya estaba convencido que sus sueños se habían esfumado; lo estaban llevando hacia su ruina, moriría como esclavo en tierra extranjera... pero Dios estaba en el asunto. José desconocía que aquello que le estaba sucediendo estaba en el plan de Dios, él no iba camino a la ruina; él iba camino a su destino profético. Cuanto más parecía alejarse de su sueño, más cerca estaba de ver su cumplimiento.


Genesis 39:1-4: Llevado, pues, José a Egipto, Potifar oficial de Faraón, capitán de la guardia, varón egipcio, lo compró de los ismaelitas que lo habían llevado allá. Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio. Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano. Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía.


Durante este tiempo José se repuso, y pensaba que el cumplimiento de su sueño se había realizado, estaba próspero al fin, y tenía todo el poder de la casa de su amo. Pero Dios tenía un plan mayor, y la esposa de Potifar, sin saberlo, iba a colaborar en la promoción de José... La mujer mintió, acusó a José de haber intentado abusarla sexualmente y su amo enfurecido lo mete a la cárcel. Esta es su segunda prisión. Todos sus sueños se vieron desmoronados nuevamente!


Genesis 39:20-23: Y tomó su amo a José, y lo puso en la cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel. Pero Jehová estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel. Y el jefe de la cárcel entregó en mano de José el cuidado de todos los presos que había en aquella prisión; todo lo que se hacía allí, él lo hacía. No necesitaba atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba.


Seguramente si le hubiéramos dicho a José: Dios está contigo, su misericordia la extendió sobre ti... José nos hubiera dicho: "Si Dios está conmigo, y su misericordia extendida sobre mi... ¿por qué permite que esté acá preso, acusado de un mal que no cometí? ¡Soy inocente! ¿Es que Dios no me defiende?"


Pero Dios lo estaba acercando al rey de Egipto, Dios lo estaba acercando a la realización de sus sueños; solo que todavía faltaba que algunas piezas fueran colocadas y el rompecabezas ya armado mostraba la fotografía de su éxito total... pero mientras tanto parecía su destrucción.


Te puede suceder a vos. Puedes pensar que ya llegó tu fin; pero Dios te está conduciendo a la realización de tus sueños...


La palabra hebrea que se emplea para cárcel aquí es "בית הסהר" bayith sohar y significa cárcel en forma redonda, podemos interpretarlo así, casa de la rutina.


Dios lo estaba llevando a un camino que José conocía muy bien. Rutina etimológicamente significa "ruta o camino conocido". La ruta de los sueños era bien conocida por José, y es aquí donde interpreta sueños que llegan a conocimiento del rey y después de mucho tiempo y a causa de un sueño José es liberado.


Génesis 41:1-57: Aconteció que pasados dos años tuvo Faraón un sueño. Le parecía que estaba junto al río; y que del río subían siete vacas, hermosas a la vista, y muy gordas, y pacían en el prado. Y que tras ellas subían del río otras siete vacas de feo aspecto y enjutas de carne, y se pararon cerca de las vacas hermosas a la orilla del río; y que las vacas de feo aspecto y enjutas de carne devoraban a las siete vacas hermosas y muy gordas. Y despertó Faraón. Se durmió de nuevo, y soñó la segunda vez: Que siete espigas llenas y hermosas crecían de una sola caña, y que después de ellas salían otras siete espigas menudas y abatidas del viento solano; y las siete espigas menudas devoraban a las siete espigas gruesas y llenas. Y despertó Faraón, y he aquí que era sueño. Sucedió que por la mañana estaba agitado su espíritu, y envió e hizo llamar a todos los magos de Egipto, y a todos sus sabios; y les contó Faraón sus sueños, mas no había quien los pudiese interpretar a Faraón. Entonces el jefe de los coperos habló a Faraón, diciendo: Me acuerdo hoy de mis faltas. Cuando Faraón se enojó contra sus siervos, nos echó a la prisión de la casa del capitán de la guardia a mí y al jefe de los panaderos. Y él y yo tuvimos un sueño en la misma noche, y cada sueño tenía su propio significado. Estaba allí con nosotros un joven hebreo, siervo del capitán de la guardia; y se lo contamos, y él nos interpretó nuestros sueños, y declaró a cada uno conforme a su sueño. Y aconteció que como él nos los interpretó, así fue: yo fui restablecido en mi puesto, y el otro fue colgado. Entonces Faraón envió y llamó a José. Y lo sacaron apresuradamente de la cárcel, y se afeitó, y mudó sus vestidos, y vino a Faraón. Y dijo Faraón a José: Yo he tenido un sueño, y no hay quien lo interprete; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para interpretarlos. Respondió José a Faraón, diciendo: No está en mí; Dios será el que dé respuesta propicia a Faraón. Entonces Faraón dijo a José: En mi sueño me parecía que estaba a la orilla del río; y que del río subían siete vacas de gruesas carnes y hermosa apariencia, que pacían en el prado. Y que otras siete vacas subían después de ellas, flacas y de muy feo aspecto; tan extenuadas, que no he visto otras semejantes en fealdad en toda la tierra de Egipto. Y las vacas flacas y feas devoraban a las siete primeras vacas gordas; y éstas entraban en sus entrañas, mas no se conocía que hubiesen entrado, porque la apariencia de las flacas era aún mala, como al principio. Y yo desperté. Vi también soñando, que siete espigas crecían en una misma caña, llenas y hermosas. Y que otras siete espigas menudas, marchitas, abatidas del viento solano, crecían después de ellas; y las espigas menudas devoraban a las siete espigas hermosas; y lo he dicho a los magos, mas no hay quien me lo interprete. Entonces respondió José a Faraón: El sueño de Faraón es uno mismo; Dios ha mostrado a Faraón lo que va a hacer. Las siete vacas hermosas siete años son; y las espigas hermosas son siete años: el sueño es uno mismo. También las siete vacas flacas y feas que subían tras ellas, son siete años; y las siete espigas menudas y marchitas del viento solano, siete años serán de hambre. Esto es lo que respondo a Faraón. Lo que Dios va a hacer, lo ha mostrado a Faraón. He aquí vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto. Y tras ellos seguirán siete años de hambre; y toda la abundancia será olvidada en la tierra de Egipto, y el hambre consumirá la tierra. Y aquella abundancia no se echará de ver, a causa del hambre siguiente la cual será gravísima. Y el suceder el sueño a Faraón dos veces, significa que la cosa es firme de parte de Dios, y que Dios se apresura a hacerla. Por tanto, provéase ahora Faraón de un varón prudente y sabio, y póngalo sobre la tierra de Egipto. Haga esto Faraón, y ponga gobernadores sobre el país, y quinte la tierra de Egipto en los siete años de la abundancia. Y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen, y recojan el trigo bajo la mano de Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo. Y esté aquella provisión en depósito para el país, para los siete años de hambre que habrá en la tierra de Egipto; y el país no perecerá de hambre. El asunto pareció bien a Faraón y a sus siervos, y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios? Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú. Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú. Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto. Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello; y lo hizo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: ¡Doblad la rodilla!; y lo puso sobre toda la tierra de Egipto. Y dijo Faraón a José: Yo soy Faraón; y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la tierra de Egipto. Y llamó Faraón el nombre de José, Zafnat-panea; y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera sacerdote de On. Y salió José por toda la tierra de Egipto. Era José de edad de treinta años cuando fue presentado delante de Faraón rey de Egipto; y salió José de delante de Faraón, y recorrió toda la tierra de Egipto. En aquellos siete años de abundancia la tierra produjo a montones. Y él reunió todo el alimento de los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto, y guardó alimento en las ciudades, poniendo en cada ciudad el alimento del campo de sus alrededores. Recogió José trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número. Y nacieron a José dos hijos antes que viniese el primer año del hambre, los cuales le dio a luz Asenat, hija de Potifera sacerdote de On. Y llamó José el nombre del primogénito, Manasés; porque dijo: Dios me hizo olvidar todo mi trabajo, y toda la casa de mi padre. Y llamó el nombre del segundo, Efraín; porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción. Así se cumplieron los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto. Y comenzaron a venir los siete años del hambre, como José había dicho; y hubo hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan. Cuando se sintió el hambre en toda la tierra de Egipto, el pueblo clamó a Faraón por pan. Y dijo Faraón a todos los egipcios: Id a José, y haced lo que él os dijere. Y el hambre estaba por toda la extensión del país. Entonces abrió José todo granero donde había, y vendía a los egipcios; porque había crecido el hambre en la tierra de Egipto. Y de toda la tierra venían a Egipto para comprar de José, porque por toda la tierra había crecido el hambre.


Es hermoso este relato. Es una porción de las Escrituras que ministran el alma como pocas. Pero lo que más podemos recalcar es la actitud que tuvo José. José no se quedó rencoroso por lo que le hicieron sus hermanos, no anduvo herido o lastimado en su alma, con amargura o viejos rencores; sino que José al final entendió que todo lo que vivió no fue culpa de sus hermanos, ni de nadie; sino que Dios estaba en el asunto...


Génesis 45:3-16: Y dijo José a sus hermanos: Yo soy José; ¿vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de él. Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros. Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni habrá arada ni siega. Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación. Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto. Daos prisa, id a mi padre y decidle: Así dice tu hijo José: Dios me ha puesto por señor de todo Egipto; ven a mí, no te detengas. Habitarás en la tierra de Gosén, y estarás cerca de mí, tú y tus hijos, y los hijos de tus hijos, tus ganados y tus vacas, y todo lo que tienes. Y allí te alimentaré, pues aún quedan cinco años de hambre, para que no perezcas de pobreza tú y tu casa, y todo lo que tienes. He aquí, vuestros ojos ven, y los ojos de mi hermano Benjamín, que mi boca os habla. Haréis, pues, saber a mi padre toda mi gloria en Egipto, y todo lo que habéis visto; y daos prisa, y traed a mi padre acá. Y se echó sobre el cuello de Benjamín su hermano, y lloró; y también Benjamín lloró sobre su cuello. Y besó a todos sus hermanos, y lloró sobre ellos; y después sus hermanos hablaron con él. Y se oyó la noticia en la casa de Faráon, diciendo: Los hermanos de José han venido. Y esto agradó en los ojos de Faraón y de sus siervos.


Gloria a Dios.


Yo soy consciente que este devocional lo van a leer muchos José, algunos están ya en la etapa de su sueño cumplido, otros están en la etapa donde parece que nunca estuvieron tan alejados del cumplimiento, siendo vendidos, viviendo como esclavos, siendo "inocentes" pero pagando culpas como nunca antes! Ya están pensando que es el fin....


Pero yo tengo una palabra profética para vos, estoy escribiendo esto y no sé imaginan con la velocidad que lo estoy haciendo; siento que le estoy "hablando" a alguien, que tengo un mensaje para alguien...


Por favor, no bajes los brazos... no pienses que ya todo acabó... más pronto de lo que crees verás tus sueños cumplirse. Ánimo, ánimo ... sigue adelante, el Dios de José es tu Dios.


Apóstol Duilio Vetere Casco
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